El terror de Hollywood: los bajos instintos de sus actores adictos al sexo

Tenía una obsesión con mi pene”, dijo en algún momento Robert Downey Jr. La estrella de Cupido motorizado, Lindsay Lohan, reveló que tenía una agenda en la que anotaba los nombres de los personajes famosos con los que había tenido sexo (bueno o malo) y, mal contados, eran más de 150. Hace poco, Armie Hammer confesó que tenía una obsesión con el canibalismo y que deseaba profundamente beber sangre y devorar a mordiscos un corazón humano. Hard sex!, sin duda.

En los años 50, decir cosas de este tipo llevaría a la desgracia a cualquier actor o figura pública, pero en nuestros tiempos, esas situaciones son vistas como lo que son: problemas. Y específicamente un problema mayor: la adicción al sexo.

El padre de ‘la enfermedad’ tiene nombre propio: Michael Douglas. La prensa británica sensacionalista reveló que el actor estadounidense tenía un deseo sexual incontenible y su adicción a tener relaciones sexuales había minado su carrera y su estabilidad emocional y mental.

películas eróticas

El cruce de piernas de la actriz Sharon Stone en ‘Bajos instintos’ es uno de los momentos más recordados del cine. La película se estrenó en 1992 y es una mezcla entre intriga y sexo.

La noticia saltó en todos los titulares en 1993, el año en el que Douglas brillaba en todo el globo por la película Bajos instintos, un policíaco con unas geniales dosis de erotismo en el que el protagonista se enfrentaba a una deslumbrante y peligrosa Sharon Stone que, para desconcierto de los espectadores, cruzaba y descruzaba sus piernas sin ropa interior. La famosa adicción de Michael Douglas estaba más ligada al alcohol, las drogas y las aventuras extramatrimoniales, y acabaron con un matrimonio de 23 años con Diandra Luker, luego llegó Catherine Zeta-Jones y le bajó un poco las ‘revoluciones’ al hijo del mítico Kirk Douglas.

Sin embargo, cuando se dio por sentado que Douglas –todo un experto en historias relacionadas con una carga sexual arriesgada, gracias a otros éxitos memorables como Atracción fatal (1987)– estaba “enfermo”, la prensa y el público se encontraron de frente con un tema tabú en la industria del cine estadounidense, relacionada más con el exceso o la lujuria propia de famosos y famosas a lo largo de la historia de Hollywood.

“Se convirtió en una nueva enfermedad. Nadie había escuchado sobre eso hasta entonces, pero se quedó pegado a mí, y aún surge de vez en cuando”, recordaba el actor en una entrevista con el Daily Mail.

Fue el comienzo de una epidemia. Dos años después de los escandalosos titulares de Douglas, el británico más querido de Hollywood, Hugh Grant, mostró una faceta de su personalidad que contrastaba con la imagen de tipo guapo de buenas maneras y un tanto torpe, gracias a películas como Cuatro bodas y un funeral o el drama romántico Sensatez y sentimientos, de Ang Lee. Grant fue arrestado mientras estaba en su flamante BMW con una prostituta llamada Divine Brown en una célebre calle conocida como Sunset Strip, en Los Ángeles. Fue el blow job más caro de la historia.

El actor tenía 34 años y una relación estable y envidiable con la modelo Elizabeth Hurley y se acercaba la ceremonia de estreno de la comedia Nueve meses, en la que interpretaba a un enternecedor padre primerizo. Nada podía salir peor. Su nombre quedó manchado; pero la sombra subliminal de Michael Douglas lo salvó de la total desgracia.

(Más información: Hugh Grant será el villano en nueva película de ‘Dungeons & Dragons’).

Hugh Grant

Hugh Grant confesó que estaba borracho y fue una situación lamentable.

Foto:

Departamento de Policía de Los Ángeles – AFP

Anoche hice algo completamente demencial, hice daño a algunas personas y he avergonzado a la gente con la que trabajo. Lamento ambas cosas mucho más de lo que puedo expresar”, dijo en un comunicado cuando estalló el escándalo. El perdón de su pareja fue un bálsamo ante semejante error, pero el amor ya estaba fracturado y terminaron en el 2000. Hollywood, sin embargo, no lo puso en el nido de los apestados.

Grant protagonizó Notting Hill, con Julia Roberts, y en su momento explicó que su desafortunado ‘desliz’ en Los Ángeles –que de paso convirtió en celebridad a su acompañante– estaba ligado a una adicción al sexo. El escándalo se apagó poco a poco, Grant se convirtió durante un tiempo en un soltero empedernido.

Ahora, a los 61 años, y lejos de su antigua idea de que el matrimonio y la fidelidad eran algo que no funcionaba nunca, se casó con la productora sueca Anna Eberstein, en una feliz convivencia de casi cuatro años y papeles más maduros en series como el thriller The Undoing (en el que interpreta a un marido adultero y asesino), la tierna Paddington 2 y la serie Un escándalo muy inglés.

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Douglas y Grant son unos vejestorios, sus adicciones parecen cosas de viejos de otra época; a Michael Douglas le diagnosticaron un cáncer de garganta en el 2010, y logró superarlo tres años después. Se le atribuyó al cigarrillo y al alcohol, pero fue el propio actor quien reveló que la causa de todo fue su afición por el sexo oral, por el que contrajo el virus del papiloma humano (VPH), que provoca este tipo de cáncer. “Mi cáncer tuvo que ver con el cunnilingus”, recalcó.

Pero el fantasma de la ‘adicción al sexo’ no respeta edades. Unas horas antes de la pasada Nochebuena, el actor James Franco le recordó al mundo que la adicción al sexo no es un fantasma y que ‘regresa de vez en cuando’. Franco, la estrella de la galardonada The Disaster Artist y quien alguna vez fue comparado con James Dean, confesó en el pódcast de Jess Cagle que encaraba un problema de adicción al sexo y que eso lo llevó a acostarse con jóvenes estudiantes de su propia academia de actuación (Studio4).

Desde hace más de cuatro años se hablaba de los abusos de poder del actor, de su aparente hipersexualidad y de algunos problemas con mujeres por querer aprovechar su estatus de famoso y querer pasar la noche con ellas. En el 2018, dos de sus alumnas recibieron del actor un poco más de dos millones de dólares y lo acusaron de explotación sexual y de forzarlas a desarrollar escenas eróticas en las clases de actuación. Esa gran suma de dinero la entregó el artista con el fin de evitar un lío judicial de mayor envergadura.

(Más contexto: Señalan a James Franco de acoso sexual tras gala de los Globos de Oro).

Jamers Franco

Franco en una escena de The Disaster Artist.

El famoso coprotagonista de la primera película de Spider-Man, de Sam Raimi –que ahora mantiene una relación estable con Isabel Pakzad–, confesó que no supo manejar la atención que recibía por ser famoso y, por supuesto, la atracción que ejercía sobre las mujeres. “Fue como una droga muy poderosa”, comentó.
¿Una droga o una excusa para los excesos? En pocas palabras, ¿qué es la adicción al sexo?

Según el psiquiatra Rodrigo Córdoba, profesor de la Universidad del Rosario, “el diagnóstico como de adicción al sexo no existe. Si se va a los manuales de psicopatología, no existe. Es una aproximación y tiene dos cosas: uno, que es el intento de correlacionar lo que es una conducta adictiva, es decir, irrefrenable, irreflexiva e impulsiva, que requiere tener un estímulo para calmar la ansiedad. Esas personas necesitan tener una actividad sexual para disminuir sus síntomas ansiosos. Lo que la gente tiende a llamar adicción al sexo también se da en algunos cuadros clínicos, episodios maníaco compulsivos o en patologías del lóbulo frontal”.

–¿Ser famoso despierta esas patologías? –le preguntamos.

–Yo diría que, más que otra cosa, son más visibles, porque la gente sigue a este tipo de personas y la confesión de este tipo de problemas se convierte en un titular –afirma Córdoba

 Esas personas necesitan tener una actividad sexual para disminuir sus síntomas ansiosos

En ese sentido. Douglas desató un efecto dominó, desde su confesión, todas las patologías de los actores de Hollywood pueden encasillarse como una variante de la ‘adicción al sexo’.

La agenda de Lindsay Lohan –con sus 150 amantes– incluía varias estrellas de la música y el cine como Justin Timberlake o el mismo Franco, y de inmediato obtuvo su condición de ‘paciente’.

También se llegó a decir que, en la etapa más brillante de su carrera, Britney Spears experimentó la misma situación de sexo y señalamiento público. Un exguardaespaldas de la cantante trató de revelar una supuesta vida de fiestas y orgías de la princesa del pop en un libro que iba ser lanzado en el 2012 y que, por suerte para ella, una estrella que parece coleccionar escándalos, fue neutralizado por sus agentes.
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(Puede leer: Britney Spears vuelve a causar polémica por salir semidesnuda en Instagram).

‘No me interesa lo que piensa el público’: David Duchovny

El también escritor y músico, de 57 años, protagonizó, entre el 2007 y el 2014, la aplaudida serie ‘Californication’, pero dice que Mulder es su personaje, que él es su dueño.

El tema fue algo más delicado para otras celebridades. David Duchovny, el agente Fox Moulder de la serie Los archivos X, también decidió contar su caso. “Soy adicto al sexo y he decidido entrar a un centro para tratarme”, explicó el actor, que interpretó a un escritor fanático de los excesos y el sexo sin freno en la serie Californication.

Pero el problema real que encaró fue una dependencia total de la pornografía. La confesión de Duchovny se dio en el 2008, y aunque pudo recuperarse de su adicción, tres años después se separó de su esposa Tea Leoni por “diferencias irreconciliables”.

Ahora dedica su tiempo a tocar guitarra, a escribir novelas como Holy Cow, en la que una vaca, un cerdo y un pavo se escapan de una granja para tratar de cambiar su vida; a la par con protagonizar proyectos cinematográficos independientes como The Bubble, una película del famoso productor de comedia Judd Apatow que, entre otras cosas, en el 2016 produjo la serie Love, de Netflix, en la que los conflictos de pareja se mezclaban con situaciones en los que personajes visitaban una organización de… ¡Adictos al Sexo Anónimos!
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(Otro tema: Los actores Jason Momoa y Lisa Bonet anuncian su separación).

No todo tiene que ser adicción, infidelidades y enfermedad. Kim Catrall (la famosa Samantha Jones en la serie Sex and the City) confesó hace unos años que disfrutaba su sexualidad al tope y escribió un libro llamado Satisfacción, el arte del orgasmo, junto con su exesposo Mark Levinson.

En ese mismo tono, Hugh Jackman no tuvo reparos en hablar de su incontenible energía sexual, pero a diferencia de muchos de sus colegas no corrió a una clínica especializada, sino que decidió apelar lo que él llamó “una terapia de alcoba con mi esposa”, Deborah-Lee Furness, quien se puede jactar de tener no solo a Wolverine en su casa, sino al marido más fiel y juicioso de todo Hollywood.

Robert Downey Jr. también hizo parte del club de los excesos y del sexo descontrolado. “Tenía una obsesión con mi pene”, reveló en una ocasión en un tono sarcástico, pero dejando claro que fue una etapa en la que pasó de la promiscuidad a la obsesión.

Robert Downey

Robert Downey Jr. apostó por el amor y el matrimonio..

Pensaba que al entregarse al sexo sin concesiones podría alivianar otros comportamientos autodestructivos. Todo cambió cuando llegó a su vida Susan Levin, su esposa desde el 2005 y su compañera de aventuras en la producción de proyectos para el cine y la televisión. De nuevo, el amor –como en una buena producción de Hollywood– exorcizó los demonios de sus protagonistas, pero el final –que está lejos de tener un desenlace feliz en esta comedia humana– parece tener siempre sombras tenebrosas.

Armie Hammer, tras varias acusaciones de abuso, mensajes explícitos con ideas caníbales, se internó en una clínica para afrontar lo que llamó –como todos– una “fuerte adicción al sexo”. El pasado 13 de diciembre salió de una clínica de rehabilitación y ahora espera el resultado de una investigación por agresión y abuso que sigue su curso en Los Ángeles.

El actor Armie Hammer

El actor Armie Hammer, en una escena de ‘Call me by your Name’.

Hay una película que realmente se tomó todo en serio y fue más allá de los titulares. Shame (Deseos culpables), dirigida por el realizador británico Steve McQueen y protagonizada por Michael Fassbender, presenta a un ejecutivo que no puede vivir sin sus citas rápidas con prostitutas, muchas horas de porno en internet y una total incapacidad para llevar una relación estable.

La trama es descarnada, pero al mismo tiempo profundamente humana y ofrece varias escenas memorables que se acercan a la manera en la que se vive esa batalla llena de piel, dolor y soledad. Thanks for Sharing, un drama de 2012, lleva esa misma línea. Mark Ruffalo interpreta a un hombre que se dedica a apoyar a personas que combaten su adicción al sexo y que afrontan varios retos y consecuencias en el proceso, en un tema en el que el fastuoso y excesivo mundo de las estrellas de cine no tiene mucho por qué sonreír.

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Andrés Hoyos Vargas
@AndresHoy1

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